Mis pensamientos, mis anécdotas, mi imaginación y la oscuridad son los elementos que necesito para crear la comunión perfecta entre lo que creo, lo que siento y lo que deseo, permitiéndome compartir cada momento especial que la vida me regala…
sobre el autor
"Yo no deseo ser un buen hombre, deseo ser uno genial”
¿Quién soy? Para algunas personas es fácil poder describirse; para otros como yo considero que es un poco complicado, tratar de resumir en pocas palabras un universo de emociones, situaciones y pensamientos no es fácil.
El 28 de junio nace en Guayaquil, un ser humano soñador, de alma invencible, visionario, claro de ideas y temperamental, un hombre que busca permanentemente actualizarse e informarse. A veces incomprendido, a veces entendido, pero siempre cuestionado, ¿cuando se tiene un punto de vista diferente quién no lo es?
Considero que es mejor tener una visión diferente de las cosas para asimilar de mejor forma la expresión humana. Amante del silencio, de la compañía selectiva, disfruto mucho de una buena siesta que recarga mis energías y me mantiene alerta a cualquier situación.
Dentro de mis mayores placeres se encuentra la música, la lectura, que son fuente de inspiración y reflexión. Otra de las cosas que me gusta, es participar en foros y debates que me obligue a discutir algún tema de interés, ¿por qué lo disfruto? porque esto me hace sentir vivo, puesto que es parte de mi proceso de crecimiento como profesional, el buen debate y el dominio del arte de expresarte construye un excelente abogado que muy pronto me convertiré.
Como todo en nuestro mundo nada es perfecto y algo en lo que trabajo constantemente es en mantener mis pies sobre la tierra ya que suelo soñar muy alto y en ocasiones necesito mi ancla para que me mantenga seguro y a salvo.
Ahhh, también soy mal genio pero eso se ve cuando las cosas se escapan de mi control. Aficionado al buen gusto al momento de vestir, verse muy bien nunca está de más; siempre busco proyectar la imagen real de Álvaro Andrés y me siento bien cuando reconocen el tiempo que dedico a estos aspectos. En ocasiones me considero como un lobo es su estado salvaje, hambriento de experiencias que solo la maravillosa aventura llamada vida me puede otorgar, de manera que la vivo intensamente y busco siempre la perfección.
